Termorregulación y Energía

Uno de las aspectos peor entendidos del Taichí es el relacionado con la Energía ("chi" en chino, "prana" en hindú y "pneuma" para los antiguos griegos). Este ambiguo concepto, al usarse en relación con la vitalidad del cuerpo humano, puede abarcar muchas manifestaciones como son la capacidad dinámica de una persona, su nivel de actividad física o su salud general, pero en este artículo vamos a centrarnos en uno más significativo y práctico: la termorregulación.

Fragilidad térmica

Todos hemos sentido alguna vez la sensación de destemple, de entumecimiento o incluso de fragilidad por la sensación térmica interna. De hecho, en ese destemple uno siente estar más expuesto al frío, la humedad o el viento, por lo que se percibe a sí mismo más débil y delicado. Hay quienes tienen, de hecho, bien determinada su área de confort térmico, o intervalo en el que están cómodos; y este intervalo es bastante reducido en muchos casos (entre 18ºC y 25ºC, por ejemplo).

Pareciera que esta fragilidad térmica, mas susceptible al frío que al calor, fuera un rasgo genético que unos "padecen" más que otros. Y es cierto que los seres humanos provenimos de la sabana y los bosques africanos, donde la temperatura no suele bajar demasiado. Pero también es cierto que la especie humana ha sabido adaptarse al resto de climas del planeta gracias a un aspecto esencial de nuestra biología, y que compartimos con el resto de los mamíferos: la termorregulación.

Cómo se fomenta la termorregulación

Todos podemos fomentar la sensación térmica de nuestro cuerpo, aunque nos costará más si no lo hemos intentado nunca. La clave es aprender a estimular el sistema cardiovascular de una manera suave y progresiva, sin que esto suponga un agotamiento excesivo. Es decir, activar el flujo sanguíneo sin forzar para ello el ritmo cardiaco.

Para lograrlo, cualquier ejercicio físico que implique una activación vascular puede valer, pero hay algunos especialmente diseñados para ello, y son aquellos en los todos los grupos musculares se ponen en funcionamiento en coordinación con el trabajo respiratorio. Este es precisamente uno de los objetivos que tienen el Chikung, específicamente creado para ello, y el Taichí, que además incluye otros trabajos más amplios como el equilibrio, la coordinación o la sensibilidad en el manejo del cuerpo.

Cómo perdemos la termorregulación

Cuanto más recurrimos a fuentes de calor externas, como la calefacción o tomar bebidas calientes, menos fomentamos los mecanismos innatos de termorregulación. Si, por el contrario, en vez de acercarnos a una estufa nos abrigamos y movemos el cuerpo de forma suave y continua, estaremos preservando nuestro propio calor, y fomentándolo mediante la actividad muscular.

Un ejercicio vigoroso será la forma más rápida de entrar en calor, pero no todo el mundo puede hacerlo, bien por edad o por alguna dolencia cardiaca. Además el calor que se adquiere rápido, también se pierde rápido, como lo que calientas en el microondas, y que enseguida pierde temperatura. Un ejercicio suave y progresivo, aunque tardemos más, es la mejor manera de aumentar la sensación térmica y de mantenerla más tiempo. Para ello, pasear con ritmo algo mayor de lo habitual o realizar en el sitio unas flexiones de piernas puede ser suficiente para entrar en calor.

El Taichí como dinámica energética

El Taichí, con su dinámica fluida en la que se mantienen durante casi todos los movimientos las piernas flexionadas busca, precisamente, este estímulo cardio-vascular que nos permita aumentar la temperatura. Por supuesto, si las piernas no están habituadas a este trabajo, sus músculos se cansarán con facilidad. Por eso es importante adaptar el grado de flexión a la condición física de cada cual.

Este es el aspecto "energético" más relevante del Taichí, y el más vinculado a la salud del organismo. Sin embargo, muchos tienen una visión de la "energía" más relacionada con aspectos religiosos y místicos; aspectos que, además de poco prácticos, tienden a impedir la adquisición de lo realmente útil: fomentar el mecanismo biológico de la termorregulación.

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