Tensión y sensibilidad no suelen ir juntas. Si queremos sentir la textura del pelo de un animal al acariciarlo, relajamos la mano y el brazo, aplicando la tensión muscular mínima para realizar el movimiento; de esta forma, la sensibilidad aumenta y recibimos mucha más información táctil.
Por eso, un requisito indispensable para SENTIR (con mayúsculas y en su máxima expresión) ES RELAJAR, sobre todo la parte del cuerpo donde se recibe la presión, el empuje o el agarre. Esto requiere un entrenamiento específico, pues lo que nos han inculcado a muchos es el afán competitivo que nos induce a responder a la tensión con tensión, y a la fuerza con más fuerza. CEDER es una práctica que posibilita crear una armonía con la fuerza del otro, un equilibrio que permite intercambiar movimientos de manera fluida y consciente.
Cuando uno realiza tui-shou por primera vez, cree que el objetivo es "ganar" al oponente desequilibrándolo o empujando con más fuerza que él. Pero el objetivo, como casi todo en el Taichí, no está fuera de uno sino dentro. Y en este caso, consiste en adquirir una sensibilidad consciente que nos de mayor suavidad, fluidez y relajación en los movimientos y en la Vida.
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