el arte de Intentar


El término "intentar" está mal visto en las disciplinas de autoayuda y desarrollo personal, pues se suele afirmar que "quién lo intenta no lo consigue, ya que se queda sólo en el intento". En el Taichi, donde los objetivos a lograr no están siempre claros, el acto de "Intentar" puede ser la clave del perfeccionamiento.

Al Intentar estamos practicando sin buscar un objetivo concreto, sin pretender dar una apariencia estética o poderosa, sino por el mero afán de trabajar sobre el propio cuerpo y vinculándonos cada vez más a sus sensaciones y sus movimientos. Es como ese niño que dibuja sin plantearse siquiera exponer sus creaciones; en cuanto ha plasmado en el papel la imagen que quería, pasa la página para dibujar algo nuevo, distinto. Y así, cada hoja es un boceto en el que se ha practicado una técnica nueva, un percepción diferente, una visión original,...

Durante mis décadas de práctica he aprendido innumerables coreografías, más largas o más cortas, más complejas o más simples, pero nunca mejores ni peores. Cada una de ellas tenía "algo" sobre lo que trabajar y sobre lo que investigar. Afortunadamente no me he aferrado a ninguna rutina concreta, pues entiendo que el Camino del Taichi precisa "Intentar" cosas nuevas, secuencias distintas, planteamientos diversos que permitan diversificar la práctica.

En esto radica, precisamente, el "Arte de Intentar", en la investigación que no persigue corroborar una teoría concreta o mostrar una aparente elegancia, sino en profundizar hasta que las teoría surjan por sí mismas y en que la elegancia fluya sin coaccionar su presencia.

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