dejarse en paz a sí mismo




El taichi ha atraído a innumerables practicantes de otras artes marciales: karate, taekwondo, kungfu, etc. Algunos buscan en su práctica seguir trabajando la destreza corporal que han desarrollado en ellas, añadiendo un componente de relajación. Otros, a medida que van aumentado la edad, persiguen un entrenamiento más acorde a sus posibilidades físicas, ya que resulta temerario ponerse a dar patadas saltando con determinados años. Hay a quienes, simplemente, el taichi les facilita una comprensión de su cuerpo más precisa, y que les enrriquece el desarrollo de su arte marcial específico. Todos los que llegamos al taichi desde otra disciplina cometemos un error muy relevante y significativo: Pensar que el taichi es igual que otra técnica marcial pero más lento. Nos suele costar renunciar a ese brazo firme y tenso, a sacar el pecho fuera o a fruncir el ceño con la falsa idea de crear, así, un movimiento más fuerte e intimidatorio. ¡Qué gran error cometemos!



Tras siete años de realizar un tipo de taichi rígido, que no era otra cosa que kungfu ralentizado, tuve que aprender a eliminar todas las tensiones musculares innecesarias para realizar cada movimiento, suavizar cada gesto y encontrar el equilibrio sin que pareciera que tenía la espalda atada a una escoba. Esto supuso renunciar a varias de las coreografías que conocía, y centrarme en unas pocas rutinas más simples, que me permitieran quitar todo aquello que sobraba en mi manejo corporal. En la "técnica Alexander" a esto le denominan "dejarse en paz a sí mismo" (ver el libro "El cuerpo recobrado" de Michael Gelb).



Salvo los casos en que se practica taichi para la competición, el objetivo del taichi nunca ha de ser la apariencia externa ni el intento de proyectar una imagen poderosa de uno mismo. No es como hacer karate a menos velocidad, ni es un baile en el que crear gestos vistosos. El verdadero trabajo y los verdaderos objetivos del entrenamiento empiezan y acaban en el interior de quien practica. Si lo que quieres es impresionar a los demás, quizá es mejor que practiques danza acrobática o malabares con pelotas de trapo; en el taichi es más importante lo que uno siente, que lo que uno representa. Por eso se considera un arte marcial de tipo interno, porque el verdadero logro está dentro de cada uno.



Realmente, el taichi es una gimnasia sutil, el zen aplicado al ejercicio físico o, de forma más técnica, la ciencia de moverse con el máximo de eficacia y el mínimo de esfuerzo. Para hacer bien taichi hay que aprender a ser vago, pero ser vago es un arte que pocos dominan...

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