empuje de manos, ¿huida de alumnado?


Introducir la práctica del "tui-shou" (empuje de manos) en las clases de taichi genera, a veces, situaciones poco favorables en los grupos de aprendizaje, tanto si son principiantes como si son alumnos avanzados. El repertorio de expresiones faciales y corporales refleja claramente quien disfruta y aprende con este trabajo en parejas, y quien lo aborrece hasta el punto de plantearse seguir acudiendo a clase si tales prácticas se dan de forma habitual. A pesar de reiterar a mis alumnos que el "empuje de manos" no se puede considerar la parte marcial del taichi, ya que serían necesarios varios años de entrenamiento regular para conseguir tal objetivo, muchos lo viven, y así lo transmiten, como un ejercicio que les incomoda, que no le encuentran utilidad ni les motiva realizarlo.

No vamos a entrar en las razones personales que a cada cual le llevan a sentirse de esta manera, pues sería objeto de un estudio psicológico que aquí está fuera de lugar, sino a explicar porque es importante el "empuje de manos" al llegar a determinado nivel de conocimiento del taichi.

El tui-shou sirve para coprobar si el taichi que realizamos, con todos sus aspectos posturales de equilibrio, sigue manteniéndose aún cuando alguien ejerce una presión sobre nuestro cuerpo: ¿somos capaces de continuar relajados en tal situación? ¿perdura la fluidez de nuestros movimientos? ¿somos capaces de ser sensibles ante tal fuerza recibida? Todas estas y muchas más preguntas nos podemos hacer para darle un sentido práctico al "empuje de manos".

En definitiva, la utilidad realmente relevante es que nos enseña a hacer taichi, no sólo en la tranquilidad del entorno de las clases, donde la predisposión del ambiente favorece la relajación, sino también en una situación más cercana a la vida cotidiana, donde los "empujes" e intentos de desequilibrio sobre nuestro cuerpo y nuestra mente son habituales.

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