acomodar la postura

Cómo bien podrán intuir algunos, "acomodar la postura" no se trata de tumbarse en el sofá a modo de seres inertes que dejan caer sus cuerpos de forma pesada y perezosa. Acomodar la postura es algo que se puede hacer tumbado, sentado y, en el caso del Taichí, también de pie.

La estructura que adopta el cuerpo cuando uno "se sienta" en su posición busca, principalmente, que las articulaciones queden libres de las presiones que tienden a juntar más los huesos que las componen. Para lograr esta liberación articular, sobre todo en rodillas, cadera y columna vertebral, es precisa una sutil conciencia de cómo se dispone el sistema músculo-esquelético para lograrlo.

Si, por ejemplo, la cintura se proyecta lateralmente, la cadera de ese lado sufre más presión al contactar la cabeza del fémur de forma más directa con el hueco de la pelvis en el que se encaja (acetábulo). Por eso, es precisa una buena simetría entre ambos lados de la pelvis para que ambas caderas tengan un movimiento libre y fluido.

Cuando se consigue realmente "acomodar la postura", la sensación es la de estar sentado o apoyado con las nalgas en una silla imaginaria que, al no existir, obliga a una trabajo muy intenso a los músculos del muslo (cuádriceps), que son lo que sujetan la posición. Ya que estos músculos están sometidos en esta situación a un esfuerzo muy intenso, mucha gente no siente que esté cómoda, pero es en ese esfuerzo muscular donde las articulaciones queden liberadas de sus posibles presiones.

Sentarse en la posición es posible, por tanto, si las piernas son fuertes, pues si no las usamos, tendrán que ser las tensiones de la espalda las que sujeten la postura erguida con las consiguientes molestias en esta parte del cuerpo.

Y así, sumamos otra paradoja más al universo del Taichí, según la cual estar cómodo al permanecer de pie se basa en el esfuerzo muscular adecuado. Cuanto más intensa es la sensación en los músculos, más cómodas y relajadas están las articulaciones.

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